¿Qué harás?
Si sobrevivo sin ti a la furia de la noche,
y desnuda atravieso entre balas
este campo minado de recuerdos,
si descubro un aljibe de amor en el desierto
y a solas bebo en la noria de las ansias.
¿Qué pasará amor?
Si mis pies a seguir tu huella se afanan
y mis manos en perseguir hojas al viento,
si convierto atormentadas nubes en llovizna
y desquebrajadas olas en manso huracán.
Si mi voz repite que te amo en la penumbra,
y tus besos es lo único que quiero.
Si busco tu nombre en el sueño que se extingue
y tu aroma de violetas mientras duermo.
Si al probar la madurez de mis mares
tus labios enmudecen de ternura
y de tanto amor se desorientan las gaviotas
que descubren al vuelo el secreto que nos une.
¿Qué ganaría?
Por coser atardeceres al diván de tu regazo
ofreciendo devorar a besos la nostalgia
mientras someto torbellinos corazón adentro.
Si vendiera como espejo mi rostro en el mercado
y dibujara tu imagen en el corazón de mis entrañas
para que pueda este poema soportar tanto tormento.
¿Cómo continuar?
Ahora que la ausencia es la única que ama
en esta soledad congelada de suspiros.
Si no hay más desiertos ni lluvia en mi alma
y tu recuerdo es oscuridad sobre mis ojos.
¡Dime amor cómo recuperarte!…
Tal vez regando mi piel por los caminos
hasta ser cadáver mezclada con tus huesos.
Volvería a amarte de brazos abiertos
como se ama de noche los ojos del cielo,
de fuego incendiando tu líquida sombra.
Hasta el fondo de los años volvería a amarte
donde mi cuerpo aún guarda la ficción de tus besos,
la caricia inalterable de nuestras ausencias,
el amor copulando en el horizonte de la memoria.
Volvería a amarte con el calor de los fogones
que templan el aire,
porque mi corazón no ha encontrado
la estación del olvido,
o tal vez porque herrumbre soy, ceniza,
luz de un faro viejo que aún alumbra.
Si,
volvería a amarte de brazos abiertos
podando hierba para cosechar flores
porque este amor es una flama que vaga
por oscuras calles de laberínticas noches,
exhalando ecos de perfumados recuerdos.
Porque eres germen de inspiración,
volvería amarte.
Entre gritos y suspiros aprehendí tu alfabeto.
Hiedra en el muro
me sustento.
Construí secretos pasadizos hacia ti.
A mi acantilada soledad le diste aliento,
pasión a mis indescifrables instintos,
dicha a mis trozos de invierno.
Fui presente que tu boca delineó en el paraíso,
en el pasado tu cuerpo agua fue en mi cuerpo,
de tristezas compartidas construimos un futuro.
Hoy emergen los murmullos…
calendario de recuerdos.
I
Hoy recordé aquel beso de enero
que hizo que la luna durmiera en mi boca.
II
Todavía palpitan tus enhebradas caricias
ovalando el silencio de mi cuerpo.
III
Sólo el cielo crece en el fondo de tus ojos.
IV
Cada mañana nuestras almas nacen para morir
en la contemplación de nuestra espera cotidiana.
V
Desnuda, plena de infinito
descanso de tus ávidas caricias.
VI
Buscando un color al viento
encontré un arcoíris de amor en tu cuerpo.
Tiembla la hojarasca a la espera del amante,
como tiembla el olmo en la tormenta
con cada embestida de viento;
tiembla impaciente pero de pie espera.
Como huracán doblega mi encendido follaje,
penetra, penetra con enormes raíces
la espesura de mi ansiosa tierra
sembrando gemas en el enigma de la noche.
Satisfecho
-hijo del viento- descansas.
Duermes entre aroma de mil flores
esperando que llegue el alba a despertarnos
con el eco de nuestras cálidas tormentas.
Ah.
Y ahora dices que me amas,
ahora que como tela de araña
de la cara el pellejo te cuelga,
que el magnífico color de tus ojos
ahora lo enmarcan un par de cadavéricas cuencas
y tu vanidad de macho viste de luto.
Ah,
ahora me amas como el primer día,
hoy que dejaste de ser el más codiciado,
la nota principal en todos los diarios,
hoy que famélica se encuentra tu billetera
y se agotó la cosecha de rubias y trigueñas.
Bien,
te agradezco decir que soy todo en tu vida
– todo lo que te queda -.
Tus días dejaste bordados en decenas de almohadas
y los billetes verdes, los grandes,
repartidos en muchas bocas color ambición.
Pero ven, tomemos una taza de café,
noto cuánta falta te hace.
Hoy tienes mal semblante,
hueles a abandono,
a gripe ¿o será a viejo?
Pasa,
ahora la sala principal es la cocina,
mi refugio preferido en tantas noches de espera
las otras habitaciones ya tienen polilla
y han olvidado sonreír las puertas.
Acércate,
toma asiento en la que siempre fue tu silla
aún sin sentir el peso de tu cuerpo.
Alégrate, hoy tenemos visitas,
llegaron aquellos niños que no sabes ni cuándo
dejaron de serlo;
una trae consigo al primer nieto
el otro, como tú, es un gran ejecutivo
al que casi nunca veo.
Aprovecha este día y diles cuánto los quieres
tanto como me quieres hoy a mí.
Sola,
día a día contemplo la fuerza
con que se impone el alba
mientras coso tu nombre en las cortinas.
Sola,
habitante soy de una bella casa
donde mi persona es el mejor adorno
que de vez en vez de lugar cambias
pero nada es mío según las actas.
Sola,
con mi status de señora bien casada,
esposa del brillante ejecutivo
que entiendo vive conmigo
por las huellas que deja en la cama.
Sola
cada noche río a carcajadas
con mi sombra de gran dama
y contemplo el rostro de la perfecta esposa
que desearía por una noche ser tu cortesana.
Creo en Tonacatecuhtli padre de todos los dioses,
de Quetzalcóatl y Huitzilopochtli
que hicieron el fuego
y medio sol para que tan grande astro
deslumbrarnos no pudiera.
A ellos que hicieron a Uxumuco, y a Cipastonal;
dualidad para labrar la primigenia tierra él
y ella para tejer e hilar nuestro destino.
Creo en los macehuales nacidos de ellos,
cultivaron el maíz los hombres
para donarlo a las mujeres
y hechiceras fueran
y sanar pudieran
y adivinar nuestro incierto futuro
partido en dieciocho meses de veinte días.
Creo en Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl,
marido y mujer,
de los avernos dioses,
dualidad que equilibró el universo azteca.
Creo en Cipactly,
caimán de donde extrajeron la tierra.
Mitos y poesía están de testigos
de la dualidad como principio esencial
de nuestro mundo mexica.
A los dioses que tejieron mis raíces en el agua,
que agricultores de mi origen fueron
al maíz que alimentó la primera raza,
con ellos tengo comprometida mi palabra.
Fui semilla de sol plantada en la tierra,
parida por un tornado de agua,
entre polvo estelar y alarido de colores.
Yo quería nacer mariposa,
águila
y que me crecieran doradas plumas,
pero nací higuera de enormes raíces
y me salieron ramas
y de las ramas hojas
y me nacieron ojos en la corteza.
De las hojas brotaron palomas
y acunaron suspiros mis rojos dedos,
mis manos abanicaron tinieblas
y probé la manzana del edén.
Supe del sabor de la sangre
y me punzaron los huesos
y aprendí a llorar con mi sombra
y a cargar la cruz del fruto de María
pero también probé la miel sagrada de la rosa
y la carne del cordero
y tuve sangre virgen en las venas
y entre mis piernas el jugo de Adán corrió.
Mi vientre parió moradas mariposas
que alimenté con savia pura de abeja
y me transforme en Olmo
para defender los frutos
y ni sequías
ni tempestades
arrancaron mi tronco de la tierra.
Cantaron muchas primaveras con sus inviernos,
maduraron los higos y a la vida cayeron
y se olvidaron de este árbol
y desnudas quedaron mis ramas.
Dejé de ser higuera y olmo,
me crecieron alas
y en las plumas colores
y en los colores agua
y me convertí en pez-golondrina.
Mis lágrimas humedecen las escamas
y los suspiros hacen volar mis alas
cuando veo las semillas que mis frutos dieron.
Soy feliz de haber nacido higuera,
volverme Olmo
y ahora ser pez-golondrina
sin nido fijo y sin cadenas.
Soy la mujer que duerme en la jaula con los leones
al ponerse el sol.
Carne cruda como de sus pestilentes fauces
lamo sus recovecos denigrantes
y sin importarles,
prueban cada mes mi sangre.
Me he dejado ultrajar por conveniencia,
soy mansa por una retribución,
Abro mis posiciones
para conseguir prodigios mayores,
mejores pagas.
Todas las noches meto al sol en mi cama
y caliento deshilachados cuerpos.
A veces suplico ternura desde el fondo de mi alma,
desde el encierro de mi jaula
repleta de vacíos inconmensurables,
pero ellos no escuchan.
El mundo me desprecia,
yo lo ignoro.
Vivo para alimentar a las bestias
con mi carne,
soy libre de volar si quisiera,
de escapar,
mas no tengo a donde ir…
Pertenezco a esta jaula.
Dios ¿dónde estás?
Acaso en la débil ala de una mariposa,
en el monótono zumbido de la abeja
o en la gaviota que roza vagamente la playa.
Te busco
en el crepúsculo vacío de invierno,
en la luz sin frontera de mis ojos,
en la melancólica sombra del ciprés.
Palpitan en mi pecho reflejos de aurora.
y no estás.
Tampoco en el alud de tatuados dolores,
en el breve escalofrío de mis párpados azules,
en la marimba interna de mi cuerpo.
Tal vez mis rezos llegaron tarde a la cita,
tal vez eres pedestal de oro inaccesible,
anzuelo en el fondo sin carnada
y yo hambriento pez en la noche del océano.
Tal vez seas omnipotente campo y yo roja hormiga.
Tal vez seas flama desprendida del sol
y yo ciego espejo incapaz de reflejarte.
En la blanda cavidad de mi cuerpo
ardes.
En el espacio donde impera la noche
tiemblas.
En las sombras donde los dementes clemencia piden
te arrodillas.
En la profundidad del sueño roto
apareces.
En nombre del Maestro que llegó a salvarnos
imploras.
Ahí, donde el olvido a jirones llega
palpitas.
Ahí, donde tu memoria no tiene sosiego
existo.
Ahí donde el alma absorta se ciñe uno a uno
yacemos juntos.
Ahí donde mi corazón oprimo antes de que el llanto llegue
y me avergüence
te desconozco.
Ahí, donde mi delgado silencio te interroga,
te perdono.
Cómo no amarlo esta noche de álgida tormenta.
No verlo es tortura eterna para el cuerpo y alma.
Hoy lo quiero conmigo como aquel cuadro de Matisse,
como aquellos maduros racimos de días lejanos.
Cómo no amarlo si sus besos son impecable poema,
cálida su risa de cálido verano en madrugada,
caricias, rumor de fuego latiendo en mi piel,
una copa de vino blanco sostenida por mis piernas.
Cómo no amarlo si hoy es sábado y está conmigo,
con ternura mis lágrimas seca con su lengua,
si traigo tres o cuatro nubes flotando en la cabeza
y me obsequia cientos de arco iris para iluminar la vida.
Cómo no amarlo este domingo de citas familiares
cuando se aventura en cuerda floja sobre el abismo
utilizando mi amor como alas para guardar el equilibrio
tomar el teléfono y en secreto escucho que me ama.
Cómo no amarlo este lunes cuando despierta el alba
con descomunales ecos de recuerdos compartidos,
ansiosa sangre hace girar corazones como aspas de molino
y la noche vestida de aromas palidece ante sus besos.
Cómo no amarlo este martes de malas noticias:
ataque terrorista contra incautos niños palestinos,
inexpertos defensores acribillados en Irak
una vieja amante abandonada en una casa en ruinas.
Cómo no amarlo este aburrido miércoles
cuando todo es posible si recibo una carta
con enormes palabras que serenen la angustia
y el silencio se derrite al escuchar su nombre.
Cómo no amarlo este jueves o aquel viernes
raíces del fin de semana que tanto espero
para darle sentido al calor de los cuerpo
y encontrar una fecha inexistente en el calendario
para decirle cuánto, cuánto lo amo.
Quiero hervirte
en el centro de mis suspiros,
desgreñar tus ansias en mi ansiosa piel,
y encender piras infinitas
en la avenida de mis piernas
para guiar tu clavel por mi noche.
Desmadejar tus besos con mis besos,
en la flor de mi naranjo adormecer tu sed.
Sentir en mi elástico triángulo
azules bocanadas
y convertirte en amaranto ocaso,
para deleitarme con tu espuma,
para echar anclas,
para perseguir gaviotas,
para morir en ti.
Evidencia
Mi piel nunca será cercada frontera
ni apacible galaxia
ni éxodo de golondrinas…
Será flama que asciende,
desciende
y asfixie tu piel en llamaradas.
Nuestras danzantes lenguas rojas
cuerpo abajo rodarán
hasta sucumbir
a voraces caricias.