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Hugo J. Verani ha recopilado en un solo volumen, con cuidado y con amor, toda la obra poética de María Eugenia Vaz Ferreira (1875-1924). Recoge ciento doce poemas publicados en el único libro que la autora entregó personalmente a la imprenta, La isla de los cánticos (1925); setenta y un poemas de La otra isla de los cánticos, poemario compilado por Emilio Uribe en 1959; cincuenta y un poemas inéditos de la primera época, destinados a formar el libro Fuego y mármol, comentado por Alberto Nin Frías en 1903 pero no publicado hasta esta edición, más poesías varias rescatadas directamente de los manuscritos originales conservados por los albaceas de la poeta y del «Archivo María Eugenia Vaz Ferreira» de la Biblioteca Nacional de Montevideo. Hugo Verani recoge también muchos poemas que habían aparecido en publicaciones rioplatenses difíciles de encontrar hoy, pudiéndose decir que su volumen constituye realmente la obra completa y total de María Eugenia Vaz Ferreira. —89→ Verani presenta de forma concisa las variantes que ha podido observar al cotejar manuscritos y publicaciones y, en lo posible, establece una cronología de los poemas, ya que, como es bien sabido, la poeta no solía fechar sus escritos. Este libro no recoge pero menciona la poesía dramática de María Eugenia Vaz Ferreira que consiste en tres obras de un acto, las tres estrenadas en el teatro Solís de Montevideo, dos publicadas, La piedra filosofal (1908) para la cual ella misma escribió la música, Resurrexit (Idilio medieval) (1913), y una inédita, Los peregrinos (1909).
El libro lleva una introducción corta, clara y objetiva y hace referencia a otros estudios realizados sobre la poeta como los de Zum Felde o Ángel Rama ya algo antiguos, o el de Teresa Porzecanski de 1982 en Plural. Estudia a grandes rasgos las etapas por las que atravesó la poesía de María Eugenia, explica la metodología seguida, ayuda al lector, desbroza el camino al investigador, deja hablar a la poeta. Es un libro importante porque nos ayuda a conocer mejor la obra de esta gran poeta, si no totalmente desconocida, sí eclipsada por otras uruguayas algo más jóvenes como Delmira Agostini y Juana de Ibarbourou, cuyos temas son parecidos aunque con diferentes variantes. Como ha dicho otra poeta uruguaya, Silvia Puentes de Oyenard (Amor y muerte en la poesía femenina Uruguaya): si Delmira es la búsqueda y Juana la seducción, María Eugenia es la pasividad frente al deseo. Delmira vive el amor trágicamente, Juana lo canta con naturalidad, María Eugenia se mantiene al margen. Los temas fuego-mármol, carne-estatua, deseo-retraimiento, ideal-desengaño, amor-soledad, perpetuo afán contradictorio, van hilvanándose en la poesía de María Eugenia desde la primera etapa neorromántica de coplas y tonadas populares con reminiscencias de Bécquer y Rosalía de Castro, pasando por la segunda de lenguaje esplendoroso con ecos rubendarianos, hasta la tercera y última, más honda, más angustiada, más perpleja, más íntima y personal, en la que el amor se convierte en soledad. María Eugenia no canta la entrega amorosa, canta el amor ideal, imposible, siempre esquivo, siempre insatisfactorio.
Esta edición, con introducción y notas de Hugo J. Verani, es una encomiable labor de crítico, pues pone al día la poesía de María Eugenia Vaz Ferreira, situándola en el contexto de su generación literaria en el Uruguay, con ese grupo de escritores de trascendencia continental con figuras como las de José Enrique Rodó, Carlos Vaz Ferreira, Julio Herrera y Reissig, Florencio Sánchez, Carlos Reyles, Horacio Quiroga y Delmira Agostini. Iniciada la labor, esperemos que sea continuada con análisis y estudios críticos para así poder tener un conocimiento más cabal y completo de esta gran poeta.
Antonio H. Martínez