Naciу en La Paz, Bolivia el 11 de octubre de 1854 y muriу en 1928
Ilustre mujer, cochabambina, ecritora, pensadora, pintora, directora y profesora de la primera escuela laica en Bolivia.
Muy joven se iniciу en la poesнa bajo el seudуnimo de SOLEDAD y llegу a ser la figura literaria sobresaliente entre todos los escritores del periodo romбntico. Manejу con acierto todos los gйneros y formas retуricas. Su versificaciones fluida y correcta. Sus temas son la vida, la naturaleza, los sentimientos y la preocupaciуn filosуfica.
Poetisa coronada en 1928 por el Gobierno de la Naciуn. Viviу para las letras y la enseсanza.
Penetrante observadora del alma humana, sus cuentos reflejan el ambiente de su йpoca y denuncian la injusticia social y econуmica con sutileza, medida e ironнa.
Fundу en 1911 la primera escuela de pintura para seсoritas y otra igual para niсos del suburbio.
El desconsuelo que se encierra en muchas de las composiciones de la Zamudio, nace mas de la angustia filosуfica, de la lucha con un medio chato y clerical que del prurito lagrimoso y sentimental que aquejaba a los escritores del siglo pasado.
Combatiу gallardamente por la emancipaciуn social e intelectual de la mujer, sin que esta actitud menoscabara su feminidad. Su rebeldнa estaba unida a un alto sentido cristiano; sin embargo fue combatida parlas autoridades eclesiбsticas hasta suscitar una cйlebre polйmica nacional en la que se solidarizaron con la Maestra y Poetisa la casi totalidad de los escritores bolivianos importantes.
Autora de piezas de teatro y lecciones lнricas para niсos. Su labor didбctica aparte del magisterio, cuenta con estudios y conferencias orientadoras.
Obras: “Ensayos polнticos, Buenos Aires 1887; “Intimas”, “Peregrinando”,”Rбfagas”, Parнs 1914; “Cuentos breves”.
Ilustres crнticos bolivianos se han ocupado de la obra de esta Poetisa, Maestra y Precursora. Augusto Guzmбn ha realizado el estudio mas completo y documentado en “Biografнa de una mujer ilustre”.
Adela Zamudio o “Soledad”
En esta oportunidad deseo referirme al valioso aporte de dos escritoras paceсas que en sus libros enfocan la vida y obra zamudiana. La primera de ellas es la doctora Elsa Paredes de Salazar, quien en su libro “Diccionario Bibliogrбfico de la Mujer Boliviana”, publicado en 1965, nos dice: “Adela Zamudio Ribero fue poetisa de temperamento altivo, independiente y audaz para su tiempo, supo tambiйn ser tierna y romбntica como ninguna, pero en ambos casos llevaba el velo del pesimismo. Fue una de las primeras mujeres que pudo expresar su descontento y la necesidad de reconocer el valor social e intelectual femeninos, llegando a colocarse en las filas de las que luchaban en todo el mundo por la reivindicaciуn y dignificaciуn de la mujer. Su poesнa satнrica “Nacer hombre” encierra mбs filosofнa que las mбs encendidas arengas sufragistas. Hizo de su vida una continua cбtedra, trabajo como maestra educando a varias generaciones y tuvo el mйrito de ser autodidacta en un siglo que aъn no se aceptaba la educaciуn amplia de la mujer. Intelectualmente fue fecunda y precoz, su primer poema lo escribiу a los 13 aсos, el mismo que fue titulado “La canciуn de soledad”.
A su vez, la periodista Alfonsina Paredes, en su libro “Soledad Adela Zamudio”, publicado en 1968 y que se constituye un estudio biogrбfico completo de la interesante personalidad de la “Alondra del valle”, nos muestra la realidad de la vida de la excelsa protagonista al decir: “La figura excelsa de una mujer que marcу en Bolivia una йpoca de afirmaciуn nacional en el movimiento cultural y revolucionario, indudablemente fue doсa Adela Zamudio, quien con una conciencia definida y clara del momento histуrico que vivнa esa parte de Amйrica, puso su pensamiento e inteligencia en aras de un anhelo de reivindicaciуn social y emancipaciуn femenina”.
Al referirse a la precoz formaciуn literaria de Zamudio nos dice: “Su mente acuciosa se inquieta por ensanchar sus conocimientos mбs allб del alfabeto y de las reglas aritmйticas; busca las primeras fuentes de su cultura en la lectura de los clбsicos. Los romбnticos le fascinan por la tristeza y el escepticismo.
El alma boliviana, moldeada en los fermentos del dolor ancestral de la raza nativa, es de por sн melancуlica, caracterнstica que le permite captar en toda su dimensiуn la tristeza del romanticismo”. De Adela Zamudio nos dice “La maternidad no hecha carne tiene su generosa expansiуn en la labor educativa cuando de lleno se dedica a la tarea altruista de enseсar en la escuela de “San Alberto”, se le abre un mundo humano lleno de sugerencias temбticas en el abecedario que enseсa renacen las esperanzas desde lo mбs recуndito de su alma en expresiones de vitalidad creadora”.
Luego la escritora Alfonsina Paredes se referirб a la fecunda producciуn literaria de Adela Zamudio dentro de la prosa y la poesнa.
En forma especial a su poeta Quo Vadis, que la constituye en la abanderada espiritual de una batalla que aъn no termina. Estos dos libros, descritos aquн en forma sintйtica, constituyen aportes fundamentales a la escasa bibliografнa nacional que actualmente se dispone sobre las diversas facetas de la vida y obra de Adela Zamudio como lнder feminista, poetisa y educadora.
En esta ocasiуn deseo referirme a una faceta en la vida de Adela Zamudia, mбs especнficamente a su tendencia de apartarse de la sociedad que la rodeaba y a ocultar sus inspiraciones poйticas tras el seudуnimo de soledad, como lo hizo durante los primeros aсos en que fueron publicados sus poemas en el Heraldo de Cochabamba.
El laureado escritor brasileсo Paulo Coelho, en su obra “La quinta montaсa” nos dice: “Cada uno tiene su nombre de cuna, pero tiene que aprender a bautizarla con la palabra que eligiу para darle sentido”. Adela Zamudio eligiу el tйrmino Soledad, no sуlo para firmar sus composiciones poйticas sino que adelantбndose a las circunstancias que marcaron su existencia, como la indiferencia e incomprensiуn de la gente que la rodeaba, incapaz de valorar sus nobles conceptos sobre los valores humanos, eligiу el nombre de soledad para reflejar su natural e instintivo retraimiento ante una sociedad que no supo valorar sus dotes superiores.
Elsa Dorado de Revilla