Воспоминания Хосе Марио и Исель Риверо о Мирте Агирре Каррерас (на испанском языке). Фотографии.

Conversaciуn con Josй Mario e Isel Rivero en Madrid

por Reinaldo Garcнa Ramos 

Garcнa Ramos – їCуmo y cuбndo surgiу la idea de las Ediciones El Puente?

Josй Mario  –  En 1961, un dнa en que Renй Ariza y yo нbamos en una guagua por La Habana, sentados en la parte de atrбs y asfixiados del calor, empezamos a hablar de la necesidad de crear una editorial. Querнamos algo que se moviera, por donde pudiera pasar mucha gente. Empezamos a buscar nombres para ese proyecto y pensamos en “Rueda”, la imagen de una rueda contenida dentro de un cuadrado, pero ya existнa una editorial con ese nombre. Y en una de йsas se nos ocurriу que si cortбbamos esa rueda por la mitad, quedaba un puente, lo que quedaba entre la rueda del centro y el borde del cuadrado, formaba un puente. їY quй cosa mejor que un puente para dejar pasar a mucha gente? Sobre esa idea, el sello del Puente fue diseсado entonces por Josй Manuel Villa; y aсos despuйs fue recreado por Gilberto Seguн, quien diseсу los ъltimos libros de las Ediciones.

GR – Y esa gente que ustedes querнan que pasaran por el puente, їquiйnes eran?

JM – Sobre todo la gente joven, la gente nueva. Querнamos encontrar talentos nuevos con obras de calidad dentro de la cultura cubana; eso es lo que mбs nos interesaba.

GR – їY esa gente nueva no hallaba acogida en las estructuras que habнan surgido en el paнs?

JM – Esas estructuras, por el contrario, estaban cerrando el acceso a la gente joven. Todo el mundo sabнa que Lunes de Revoluciуn, el suplemento cultural del periуdico Revoluciуn, уrgano del gobierno, era un cнrculo cerrado, controlado por Guillermo Cabrera Infante, el director de ese suplemento. Cuando Isel Rivero y yo publicamos nuestros primeros libros en 1960, La marcha de los hurones y El grito, Virgilio Piсera fue el ъnico que hizo una reseсa y la publicу en Lunes. Pero eso fue casi un milagro, porque en Lunes no se reflejaban las actividades de nadie que no perteneciera al cнrculo de Guillermo, no se comentaban libros de escritores jуvenes. El grito y La marcha de los hurones constituyeron el primer intento de hacer ese puente con los jуvenes del que hablбbamos.

IR – Lo que querнamos era remover un poco las aguas. Yo habнa escrito dos cartas a Lunes, criticбndoles esa actitud y reprochбndoles que se hubieran cerrado a los jуvenes. Si la revoluciуn era tan abierta como se decнa, un fenуmeno que se suponнa que abrнa puertas y creaba nuevas posibilidades, їcуmo esa gente se habнa auto-otorgado la prerrogativa de ser los ъnicos que publicaban? Josй Mario y yo nos entendimos perfectamente al conocernos, porque ambos estбbamos furiosos por lo que estaba pasando.

JM – Y ante esa situaciуn, como Isel estaba ya en vнas de irse del paнs, yo llevй los dos manuscritos a la imprenta de la Confederaciуn de Trabajadores de Cuba Revolucionaria (CTCR) y ellos aceptaron publicarlos.

GR – Muchas gentes me han preguntado, a mн como miembro del Puente, por quй al principio no usбbamos los apellidos. Isel firmу La marcha… sin el “Rivero”; yo publiquй Acta sin el “Garcнa Ramos”, y tъ nunca has usado el “Rodrнguez”. Yo no sй por quй pasу eso.

JM – Fue una cosa muy simpбtica. El que nos dio esa idea fue Pablo Armando Fernбndez, que en la Bodeguita del Medio un dнa nos dijo que nosotros, Isel y yo, йramos “los hijos de nadie”. Y entonces yo le dije que, como йramos los hijos de nadie, нbamos a renunciar a nuestros apellidos.

IR – Y ademбs era un signo de rebeldнa, de romper con las ataduras tradicionales.

GR – їY ustedes trabajaban cuando eso, tenнan sueldos? їCуmo se financiу todo eso?

IR – Yo trabajaba en el Teatro Nacional. Hicimos un primer pago, pero ya no nos quedaba mбs plata; lo que yo tenнa lo destinй a preparar el viaje. Despuйs del ataque de Bayo en Camagьey, que dijo que todos los homosexuales йramos unos pervertidos y que no tenнamos cabida en la revoluciуn, decidн abandonar el paнs cuanto antes. El dinero que nos faltaba para la publicaciуn de los dos libros me lo dio Mirta Aguirre.

GR – їCуmo fue eso del ataque de Bayo?

IR –  Fue en el verano de 1960, durante el Encuentro Nacional de Poetas que habнa organizado Rolando Escardу y que se celebrу en Camagьey. Escardу estaba preocupado porque, segъn decнa, los medios oficiales sуlo estaban dando cabida a poetas de La Habana y Oriente y no estaban prestando atenciуn a las demбs provincias. Йl, como buen camagьeyano, quiso celebrar ese encuentro en su propia provincia. En la clausura del Encuentro, al que asistieron personas muy prestigiosas, como Lolу Soldevilla, Nicolбs Guillйn y hasta bailarines del Ballet Nacional de Cuba, saliу este energъmeno, el coronel Alberto Bayo, de origen espaсol, obviamente frustrado por lo que habнa pasado aquн en Espaсa con la Repъblica, y lanzу una invectiva contra los homosexuales en la que afirmу que йramos una “mala semilla” y que iba a pervertir la revoluciуn. En aquel momento, todos los bailarines de Alicia Alonso salieron corriendo a preparar sus maletas. Bayo era un representante destacado del gobierno, y habнa que tomar en serio sus palabras. Esa noche vimos grandes carteles que habнan escrito a mano, colgados en la entrada de una especie de campamento donde nos habнamos alojado, que decнan: “ЎMaricones, tortilleras, fuera!”  Lo primero que yo hice cuando regresй a La Habana fue informar de todo eso a Mirta Aguirre, con la que yo trabajaba, y recuerdo que Mirta se puso furiosa. Me mandу de nuevo a Camagьey a buscar los carteles que yo habнa visto y le pude conseguir dos o tres que estaban todavнa allн, tirados por el suelo, y se los le traje de vuelta.

JM – Y los ъnicos que se pararon en el Encuentro y hablaron en defensa de los homosexuales fueron Lolу Soldevilla y Nicolбs Guillйn. Especialmente Lolу, que se indignу y hablу con mucha valentнa.

JM – Y los ъnicos que se pararon en el Encuentro y hablaron en defensa de los homosexuales fueron Lolу Soldevilla y Nicolбs Guillйn. Especialmente Lolу, que se indignу y hablу con mucha valentнa.

GR – їY cuбl fue la actitud de Escardу ante eso?

JM – No, ya Escardу estaba muerto; se habнa matado en un accidente de carretera, poco antes de esos hechos. Pero Escardу era un hombre que, a pesar de ser revolucionario militante, era tambiйn un individuo muy sensible y estaba ya criticando abiertamente ciertas cosas en pъblico.

GR – Bueno, volvamos al tema de las Ediciones y el aсo 61. їCуmo se integrу el grupo de escritores que luego publicarнan en El Puente?

JM – Conocн a muchos de ellos en el Seminario de Dramaturgia del Teatro Nacional, que impartнan Mirta Aguirre e Isabel Monal. Lleguй al Seminario de casualidad; yo no habнa escrito teatro nunca antes. Por esos dнas escribн mi primera obra de teatro para niсos y se la mostrй a Nora Badнas, que trabajaba en el Consejo Nacional de Cultura, y Nora enseguida decidiу comprбrmela para ese organismo y dбrsela a los grupos de teatro infantil que se estaban creando en todo el paнs. Y asн fue que comencй a escribir teatro para niсos; ella me iba comprando las obras a medida que yo las escribнa. Poco despuйs, ella misma me ofreciу empleo fijo en el Consejo y yo aceptй. Fue por esos dнas que pasй al seminario, el cual estaba dirigido por Isabel Monal, mбs conocida entre los alumnos como Isabel “Manual”, porque hablaba como si fuera el manual de marxismo de Konstantinov, aquel libro rojo horroroso con que los soviйticos querнan adoctrinar a todos los cubanos. Afortunadamente, la que controlaba en realidad todo eso era Mirta Aguirre, una persona de mucho mбs nivel, profesora excelente, y yo entrй en el Seminario gracias a Mirta. Las clases se daban en lo que iba a ser la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, en la Plaza de la Revoluciуn. Allн conocн a Gerardo Fulleda Leуn, a Santiaguito Ruiz, a Eugenio Hernбndez. A Ana Marнa la conocн un poco despuйs, en la Biblioteca Nacional, donde nosotros nos reunнamos casi todos los dнas para hablar de teatro y de literatura.

IR – Pero hay que recordar que quien querнa llevar a las masas y a los campesinos el teatro que esta gente escribнa fue Fermнn Borges, quien fue tambiйn la primera vнctima del ataque contra los homosexuales. Fue eliminado por Isabel Monal.

JM – Fermнn era amigo personal de Fidel Castro; tenнa muchas ideas sobre lo que debнa ser un teatro popular y habнa escrito dos obras que se pusieron al principio de la revoluciуn en la tintorerнa del Hotel Nacional, donde йl trabajaba; la presentaciуn estuvo a cargo de Jorge Maсach. Y Castro querнa ponerlo al frente del nuevo Teatro Nacional, pero la “Manual” lo eliminу.

GR – Yo quisiera determinar si esa sensaciуn de cerrazуn, de que se estaban cerrando los espacios para la libre expresiуn, ya se sentнa en el Seminario.

JM – No, en el Seminario no. En el Seminario nadie nos presionaba para nada, tenнamos mucha libertad para escribir lo que quisiйramos. Pero, claro, las obras que eran bienvenidas eran las que trataban el tema de la revoluciуn. Todas las obras mнas de teatro para niсos trataban temas relacionados con la revoluciуn y los desajustes sociales; aunque lo hacen mediante sнmbolos o alegorнas que resultaban atractivas para los niсos. En muchos casos, los personajes son caricaturas de personas que existнan en realidad; era un modo de aludir a ciertas cosas sin nombrarlas directamente. Muchas de esas obras mнas, como El rey desnudo, tuvieron un йxito enorme; y yo empecй a recibir dinero por ellas y de ahн empecй a sacar ciertas sumas para pagar los libros que se iban publicando en El Puente. Varios de los autores, como Santiaguito Ruiz, no tenнan dinero para costear la publicaciуn de sus libros, y yo los pude ayudar. Los libros del Puente se pagaban con dinero de los autores o con dinero mнo; nunca el gobierno nos dio un centavo. Era un proyecto totalmente independiente.

GR – De modo que las cuestiones relacionadas con el teatro tenнan mucha importancia y provocaban intensos debates, їno fue asн?

IR – En esos aсos el teatro se discutнa mucho, a veces demasiado: cuando fueron a montar Fuenteovejuna, una actriz, creo que fue Julia Astoviza, dijo que esa obra no se debнa montar, porque era reaccionaria. Y tuvieron que llamar a Mirta Aguirre para que “explicara” por quй la obra no era contrarrevolucionaria. O sea, que sн existнa dentro del teatro una tendencia terrible, un deseo de dominar e imponer puntos de vista, y el mejor modo de imponer esos puntos de vista era darles el carбcter exclusivo de “revolucionarios”. Mirta trataba de contener un poco las fuerzas mбs daсinas, pero su tarea no era fбcil.

JM – Mirta siempre respetaba mucho la calidad literaria; logrу que pusieran Nuestro pueblito, de Thornton Wilder, una obra maravillosa, pero hubo gente que tambiйn se le opuso. Luego empezу la discusiуn sobre la obra que se seleccionarнa para inaugurar el Teatro Nacional. Mirta querнa que se hiciera con un texto escrito por uno de los alumnos del Seminario, formado por ella, y su preferido era Santiaguito Ruiz, pero eso se lo echaron abajo. Habнa mucha lucha por ocupar posiciones y echar a los que podнan destacarse por mйritos propios. Ya se empezaba a ver de cerca lo que iba a venir despuйs.

GR – Josй, cuando yo te conocн en el aсo 1962, recuerdo que me dijiste: “Tenemos que apresurarnos a publicar ahora mismo, porque nadie nos puede asegurar que podremos hacerlo maсana”. Aparte de la actitud de Lunes, їquй otras cosas te hicieron pensar de ese modo?

JM – Con la creaciуn de la Uniуn de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) se vio que el gobierno aspiraba a controlar a los escritores y a los artistas como si fueran un gremio mбs; se sentнa que la labor creativa estaba siendo vigilada. En el verano del ’62, Roberto Fernбndez Retamar, que por entonces era Secretario de la UNEAC, nos llamу a los que dirigнamos El Puente, porque nos querнa, como se dice, hacer la cama. Querнan envolvernos en todo eso de las Brigadas Hermanos Saiz como un modo de neutralizarnos. Yo entrй en la Uniуn en esos meses, pero no por Retamar, sino por invitaciуn de Guillйn. La actitud de йste era distinta; querнa honestamente que las Ediciones funcionaran y cooperу con nuestro trabajo. Tanto йl como Mirta Aguirre estaban muy interesados en que las Ediciones siguieran existiendo; veнan en nosotros la continuidad de la cultura cubana, y buscaban que el proceso polнtico no interrumpiera esa continuidad. En cambio, Alejo Carpentier, que por entonces dirigнa la Editorial Nacional, querнa tambiйn que continuбsemos, pero sуlo si йl podнa controlar el contenido de los libros. Cuando en 1964 nacionalizan la Imprenta Arquimbau, donde se hacнan los libros de las Ediciones, tuvimos que recurrir a la Editorial Nacional y a la UNEAC para seguir subsistiendo. Los libros se empezaron a imprimir bajo el patrocinio de la UNEAC, pero en las imprentas de la Editorial Nacional, y para conseguir papel tenнamos que tener el visto bueno de Carpentier; йl no querнa comprometerse y posiblemente accediу a ayudarnos por las presiones de Guillйn y de Mirta. Yo le dije a Alejo al principio que las Ediciones tenнan que seguir existiendo, porque нbamos a publicar una nueva traducciуn de Marcel Proust, y como йl era tan afrancesado, esa idea le gustу. Imagino que luego se dio cuenta de que todo era un engaсo; йl era un viejo camajбn, que se las sabнa todas. Con Guillйn fue distinto; yo le cogн un gran aprecio a Nicolбs.

GR – O sea, їtъ crees que pudiste engaсar a Carpentier?

JM – Yo creo mбs bien que йl se dejу “engaсar”, porque habнa gente mбs arriba que lo estaban presionando; gente como Herminio Almendros, que estaba a favor de las Ediciones y que siempre defendiу mucho a la gente joven; o gente como Fйlix Ayуn, que tenнan muchas conexiones.

IR – En 1965, cuando ya yo estaba en Europa, pedн una cita con Alejo, que entonces trabajaba en la embajada de Cuba en Parнs, y lo confrontй. Fui a verlo y le dije que los cubanos del exterior estбbamos muy preocupados por lo que estaba pasando en Cuba en el terreno de la cultura. Le contй todo el drama, lo que estaba ocurriendo con Josй Mario tras el cierre de las Ediciones, las persecuciones contra Silvia Barros, contra Ana Marнa Simo, y йl me lo negу todo. Le respondн: “їCуmo usted me lo puede negar, si yo tengo cartas de esas personas en que me hablan del peligro que corren?” Me respondiу que todo eso eran malas informaciones. Pensй que a lo mejor habнa micrуfonos en la habitaciуn y que йl no podнa hablar libremente, pero en ningъn momento me hizo ningъn gesto ni me dio a entender que nuestro diбlogo estaba siendo grabado. En ningъn momento reconociу que en Cuba hubiese ningъn problema de libertad de expresiуn ni de represiуn.

GR – Al cabo de los aсos, al ver todos los libros publicados por El Puente, llama la atenciуn el hecho de que habнa muchos autores negros, muchos autores homosexuales, muchos autores de extracciуn humilde, que provenнan de sectores de menos ingresos, cuando del otro lado, del lado oficial, los que estaban publicando eran mayormente autores blancos, con carreras universitarias, heterosexuales, etc. їEso obedeciу a una decisiуn explнcita o a una actitud consciente de la direcciуn de las Ediciones?

JM – Eso llamу mucho la atenciуn a Nicolбs Guillйn. Se fijу que en El Puente habнa muchos escritores negros, como Nancy Morejуn, Ana Justina Cabrera, Gerardo Fulleda Leуn, Eugenio Hernбndez, Georgina Herrera, Rogelio Martнnez Furй, Pedro Pйrez Sarduy y otros. Yo creo que eso ocurriу un poco por casualidad. Nos reunнamos en la Biblioteca Nacional, y detrбs de ese edificio tъ te acuerdas de que estaban algunos de los barrios mбs pobres; mucha gente que iba a esas reuniones venнa de los “solares”, tenнa muy pocos recursos econуmicos. Eran barrios en que habнa muchos negros. Ana Justina y Eugenio vivнan por allн muy cerca, detrбs de la Biblioteca. Pero eran gentes que estaban escribiendo mucho y que no podнan publicar en los уrganos o instituciones que existнan. El ъnico que habнa podido publicar en Lunes era Fulleda Leуn; una vez le habнan publicado una obrita corta, pero йl habнa quedado inconforme, no se sentнa identificado con esa gente.

GR – Se ha dicho que Allen Ginsberg le dio una nalgada a Haidй Santamarнa, їes cierto ese cuento?

JM – Bueno, sн, йl le dio una nalgada; Ўtremenda nalgada que le dio! Yo estaba presente. Fue en una recepciуn en la Casa de las Amйricas, como parte de las ceremonias del Premio Casa de 1965. Allн estбbamos un grupo de jуvenes bebiendo con Ginsberg, y ella se metiу en el medio y empezу a interrumpir y Ginsberg perdiу la paciencia. Haydйe no dijo nada mбs y se fue. Pero en cuestiуn de horas expulsaron a Ginsberg de Cuba, y a mн la policнa empezу a hostigarme. Me pusieron en la “lista negra”.

GR – Entonces, їcуmo ocurriу el cierre de las Ediciones, quй es lo que recuerdas de aquello?

JM – El difunto Jesъs Dнaz, que entonces era profesor del Departamento de Filosofнa de la Universidad de La Habana, ya habнa empezado a formular ataques contra las Ediciones El Puente. En ese Departamento, hay que aclarar, se reunнan los intelectuales que el gobierno consideraba marxistas “puros”; allн tambiйn estaba Isabel “Manual”, y tenнan mucho poder, pues controlaban la revista Pensamiento Crнtico, que era como el уrgano del marxismo fidelista. Ademбs, Dнaz ya habнa empezado a agrupar a los jуvenes escritores que luego crearнan El Caimбn Barbudo, publicaciуn que йl dirigiу y que empezу a propagar la poesнa conversacional como ъnica opciуn para los jуvenes revolucionarios. Pero El Caimбn surgiу en 1966. Un aсo antes, tras el incidente de Ginsberg, Fidel Castro fue una noche a la Plaza Cadenas de la Universidad, cosa que solнa hacer, y se puso a conversar con los estudiantes que allн estaban. Alguien le preguntу quй medidas habнa que tomar contra El Puente, y йl anunciу que al Puente habнa que “volarlo”. Algunos aseguran que Jesъs Dнaz se encontraba en el grupo de estudiantes que conversу esa noche allн con йl.

GR – їQuй pasу despuйs de que las Ediciones se clausuraron? їCуmo fue tu vida en Cuba hasta que saliste del paнs?

JM – Al perder la protecciуn de la UNEAC y de Guillйn, la policнa me empezу a vigilar y a arrestarme con cualquier pretexto; me decнan que yo y toda la gente de la Uniуn йramos unos “degenerados”. Me soltaban y me volvнan a detener; me tenнan la casa vigilada.

GR – їTъ en ese momento tenнas intenciones de irte de Cuba?

JM – No, yo querнa quedarme en Cuba. Me querнa quedar, porque йse es mi paнs, porque creнa que todos los extremistas iban a ser derrotados. Al cabo de los meses, me llamaron para el Servicio Militar Obligatorio, y cuando ya estaba en el lugar al que me habнan citado me di cuenta de que en realidad me habнan reclutado para las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producciуn), a las que el gobierno mandaba a los desafectos, a los Testigos de Jehovб, a todo el que no hubiera entrado por el aro. Eran como campos de concentraciуn; habнa miles de gente. A mн me trataron de joder, todo lo que pudieron. Los militares trataban a los reclutas como bestias; a los Testigos de Jehovб los enterraban en la tierra hasta el cuello para castigarlos y los dejaban toda una noche allн, para que los mosquitos acabaran con ellos. A mн me subieron encima de un coche y permanecer bajo los mosquitos; nos forzaban a aplaudir todo aquello, en la mejor tradiciуn fascista. Cuando en La Habana y en la Uniуn se enteraron de que yo estaba en las UMAP, varias personas bien relacionadas con el gobierno empezaron a hacer gestiones extraoficiales para sacarme; entre ellas, Herminio Almendros, y tambiйn Marcia Leiseca, que trabajaba con Haidй Santamarнa en la Casa de las Amйricas. Gracias a eso, pero sobre todo a las incesantes gestiones que hizo mi madre, me soltaron al cabo de unos nueve meses. Despuйs de eso fue que decidн abandonar el paнs.

GR – їCуmo fue tu llegada a Espaсa? їQuiйn te recibiу?

JM – Cuando yo lleguй a Espaсa, Isel estaba viviendo aquн y ella me recibiу y me alojу en su casa durante un tiempo.

GR – їY ya venнas con la idea de continuar con las Ediciones aquн en el exilio?

JM – Yo venнa con la idea de publicar en Espaсa el poemario de Delfнn Prats, Lenguaje de mudos, que habнa recibido el Premio David de Poesнa en 1968 y fue impreso en Cuba, pero fue retirado enseguida de la circulaciуn, porque las autoridades lo consideraron peligroso para los jуvenes o algo asн. Eran los aсos del movimiento hippie en La Habana, las “recogidas” de Coppelia, etc. Yo publiquй el libro de Delfнn en Madrid con el sello de las Ediciones El Puente y tambiйn publiquй enseguida un libro mнo, No hablemos de la desesperaciуn. Despuйs, en 1970, empecй con La Gota de Agua, que aquн en Espaсa tuvo mucho йxito. Se publicaron, entre otras obras, el libro Provocaciones, de Heberto Padilla, y El banquete, de Isel Rivero, un poemario excelente. Y tambiйn seguн con una idea que yo habнa tenido en Cuba, la de sacar una revista de los jуvenes, con el tнtulo de Resumen Literario El Puente. De йste salieron 31 nъmeros; en uno de ellos le hicimos un homenaje a Carilda Oliver Labra, que vivнa en Cuba, pero no habнa recibido aъn ningъn reconocimiento del gobierno. La idea del Resumen yo la tenнa desde Cuba; recuerdo que en el primer nъmero, que estaba listo para imprimir cuando las Ediciones se clausuraron, habнa un texto inйdito de Henry Miller, nada menos.

IR – Hay que decir tambiйn que en esos aсos los espaсoles, a pesar del franquismo y todo lo demбs, estaban muy receptivos a lo que podнamos decir nosotros, los supuestos “contrarrevolucionarios” que salнamos huyendo de Cuba; habнa mucha curiosidad, una actitud que despuйs fue desapareciendo. Yo di varias lecturas cuando ya estaba terminando de escribir El banquete y notй la gran atenciуn que el poema despertaba en todos, no sуlo en los intelectuales.

JM – Sн, despuйs se volvieron castristas, y nos rechazaron violentamente. Empezу el miedo de los intelectuales europeos a atacar al gobierno cubano. Josй Hierro dijo en televisiуn que El banquete habнa sido el mejor libro de poesнa que se habнa publicado ese aсo, 1981; y despuйs, cuando supo que Isel se habнa quedado a vivir fuera de Cuba, se quedу callado, no volviу a hablar de ella.

IR – La ъnica en Espaсa que fue siempre leal a todo lo que nosotros representбbamos fue la poeta Gloria Fuertes.

GR – Cuando la Editorial Betania preparу hace dos aсos la nueva ediciуn de El grito en el 40є aniversario de la apariciуn de esa obra, aсadiу al volumen una especie de recopilaciуn de tu obra poйtica, pero no incluyу ninguno de los libros publicados en Cuba, їpor quй?

JM – Lo que pasу fue que no encontramos ejemplares de los libros publicados en Cuba. El ъnico que tenнamos de esa etapa fue El grito. No, no es que yo considere que los libros publicados en Cuba antes de 1968 sean menores ni nada de eso; esas obras tienen para mн un gran valor testimonial. De la espera y el silencio  es un libro que yo valoro mucho; tйcnicamente estб muy logrado. Cuando salн de Cuba yo traje conmigo la colecciуn completa de los libros publicados por El Puente, pero aquн en Espaсa, con los aсos, las mudanzas y otras calamidades, esa colecciуn se perdiу. El ъnico que sobreviviу fue El grito, y Felipe Lбzaro impulsу la idea de sacar esa nueva ediciуn hace dos aсos, por el aniversario. 

GR – їY toda esta actividad que tъ realizas en Espaсa la logras desplegar con tus propios recursos, no? їRecibiste algъn tipo de ayuda monetaria de alguna instituciуn?

JM – No habнa mucha gente que ayudara. Yo no tenнa trabajo; le pedнa dinero a todo el mundo para seguir con los proyectos, pero no recibн mucho apoyo. Estбn Vнctor Batista y Roberto Cazorla, que me ayudaron en lo que pudieron. No habнa una comunidad cubana muy establecida que estuviera dispuesta a respaldar esas actividades. Lo que me guiaba era mi tenacidad, y mi obsesiуn por seguir abriendo canales para que las gentes se expresaran. 

GR – Y ahora, їestбs escribiendo?

JM – No habнa mucha gente que ayudara. Yo no tenнa trabajo; le pedнa dinero a todo el mundo para seguir con los proyectos, pero no recibн mucho apoyo. Estбn Vнctor Batista y Roberto Cazorla, que me ayudaron en lo que pudieron. No habнa una comunidad cubana muy establecida que estuviera dispuesta a respaldar esas actividades. Lo que me guiaba era mi tenacidad, y mi obsesiуn por seguir abriendo canales para que las gentes se expresaran.

GR – Y ahora, їestбs escribiendo?

JM – Ahora lo que quiero es seguir la novela mнa sobre las UMAP, La contrapartida, que trata sobre la unidad militar en la que yo estuve. Es una novela que no se termina nunca. No le veo salida; la empecй a escribir desde que salн, publiquй dos capнtulos en Mundo Nuevo y Vнctor Batista me publicу un capнtulo en la revista Exilio, pero ahora no le veo salida. Tal vez lo que pasa es que yo quiero escribir otro tipo de novela, una novela creativa, y esta tiene un material testimonial, que requiere otra уptica.

GR – Si alguien te preguntara quй es lo que mбs te ha aportado Espaсa, їquй responderнas?

JM – El exilio en Espaсa me ha estimulado la facultad de seguir siendo individualista y de sobrevivir a toda costa, y mбs nada. Aquн no se puede contar con nadie.

GR – Hay una antologнa que saliу en Cuba en 1999, Las palabras son islas, que se presenta como un panorama de la poesнa cubana del siglo XX, incluye a poetas que viven en Cuba y en el exilio, y estuvo a cargo de Jorge Luis Arcos. El autor en su prуlogo seсala que no pudo incluir a todos los poetas que йl hubiera querido y pone una lista de los autores que no estбn representados pero que, segъn йl, “no deben ser pasados por alto de ningъn modo en un estudio del proceso poйtico cubano”. Entre los numerosos autores incluidos en esa lista estбs tъ. Desde tu punto de vista, їcuбl tu estimas que ha sido tu principal aporte a ese “proceso” de que habla Arcos?

JM – En mi obra lo que he buscado siempre es la sinceridad. Todos nosotros en el grupo de El Puente lo ъnico que buscбbamos era la libertad que nos faltaba, la libertad para expresarnos; no tenнamos prejuicios de ningъn tipo. Allн se publicaba todo lo que llegaba a nuestras manos y que tuviera calidad. Todo el mundo estaba incluido. Querнamos salvar nuestra individualidad, frente a aquello que estaba absorbiйndolo todo. En mi poesнa lo que se expresa mбs que nada es ese deseo permanente de libertad.

Madrid, 4 de octubre de 2002