Статья о Хуане де Ибарбуру (на испанском языке).

 

“JUANA A TRES VOCES” SOBRE JUANA DE IBARBOUROU, EN EL GALPON
La misma Juana
* Juana a tres voces es una antología intemporal: su razón de ser no se advierte por el espectador.

JORGE ARIAS

 Juana de Ibarborou: apenas la epidermis.
Juana de Ibarborou: apenas la epidermis.

No tiene un sentido histórico, un ancla o un cable que lo una al momento presente: no hay, y si lo hay no lo entendimos, un plan o un orden en la selección de Jorge Arbeleche. Juana de Ibarbourou, ¿se justifica a sí misma, al punto que no hay razón para no presentarla un día sí y otro también? Así compuesta, Juana a tres voces que no llega a existir como obra dramática, se reduce a una muestra por agregación. Es de lamentar, porque siempre es hora de examinar el pasado y sus casi infinitas posibilidades.

La llamada “generación del 45” miró de soslayo a Juana de Ibarbourou: Idea Vilariño, Sarandy Cabrera y Carlos Brandy prefirieron, en parte por buenas razones de estética y en parte por militancia política, los rumbos que proclamó el surrealismo y que intentaron realizar el capitán Neruda y la generación española de preguerra. Juana era la poesía convencional, y Juana a tres voces está aquí para confirmarlo. Pareció eclipsarse, pero más tarde, cuando llegaron sus últimos años, pareció resucitar en el recuerdo y volver del olvido; pero sólo para oficializarse en libros de lectura escolar y en teatralizaciones como La otra Juana, de Ariel Mastandrea. Todos los intentos que conocemos de sus obras en el teatro, y esta Juana a tres voces no es la excepción, son exteriores y apenas rozan una vida que, si se revelara en sus detalles, causaría más de una sorpresa a sus bienpensantes admiradores.

Esta selección revela las virtudes y también las carencias de Juana de Ibarbourou. Algunos poemas dicen la inocencia, real o bien construida, el goce inmediato de la vida y los sentidos; otros suenan retóricos y deliberados en su decisión en flor. Hay una gracia mañanera, pero que al fin parece entre aprendida y deliberada; los fragmentos en prosa, sin la ayuda musical del verso, son opacos y despiden al lector o al oyente a los primeros trancos. Los poemas, con sus precisos metros y acertadas rimas, no innovan en ningún aspecto de la versificación y anuncian desde la primera línea que transitarán carriles muy conocidos. La autora, en medio de tanta efusión, no se nos da; tal vez, ocupada en la construcción del personaje “Juana de América”, no se reveló ni siquiera a sí misma. No hay precisamente un misterio de Juana de Ibarbourou; hay una a ausencia, un hueco sin llenar donde esperamos encontrar, y no encontramos, un alma.

En el recitado de poemas y prosas debe destacarse que la dirección de Aguilera indicó o permitió que las dos recitadoras, Estela Medina y Nidia Telles dijeran el verso como es, en la cuerda floja que va del sentido al sonido, lejos de esa prosificación devastadora que ha tenido el efecto paradojal de hacer enfática a la poesía que pudo someter. Estela Medina estuvo, como siempre, impecable, colocando cada palabra en el lugar preciso, como si la cadencia y el timbre que ella emplea estuvieran predeterminados por un decreto celestial. Nidia Telles dijo muy bien sus partes, y debe destacarse la artesanía con que llegó a hacer aceptable el poema de la higuera; Vera Sienra, tocada por la gracia, brindó buenas musicalizaciones de algunos poemas, con su íntimo y comunicativo medio tono.

JUANA A TRES VOCES, por Casa de Comedias, poemas y prosas de Juana de Ibarbourou seleccionadas por Jorge Arbeleche, con Estela Medina, Nidia Telles y Vera Sienra (canto y guitarra), musicalización de Alfredo Zitarrosa, Ethel Afamado, Amalia de la Vega y Vera Sienra, dirección de Carlos Aguilera. Estreno del 3 de agosto, teatro El Galpón, sala Atahualpa. *