Большая подборка стихотворений Гертрудис Гомес де Авельянеда (на испанском языке)

Original of this material can be found at:
autordelasemana.uchile.cl/gertrudis/gertrudis.html

A LAS ESTRELLAS

Reina el silencio: fъlgidas en tanto
luces de paz, purнsimas estrellas,
de la noche feliz lбmparas bellas,
bordбis con oro su luctuoso manto.

Duerme el placer, mas vela mi quebranto,
y rompen el silencio mis querellas,
volviendo el eco, unнsono con ellas,
de aves nocturnas el siniestro canto.

ЎEstrellas, cuya luz modesta y pura
del mar duplica el azulado espejo!
Si a compasiуn os mueve la amargura

Del intenso penar por que me quejo,
їCуmo para aclarar mi noche oscura
no tenйis Ўay! ni un pбlido reflejo?

AL SOL
EN UN DНA DE DICIEMBRE

Reina en el cielo. ЎSol, reina, e inflama
con tu almo fuego mi cansado pecho!
sin luz, sin brнo, comprimido, estrecho,
un rayo anhela de tu ardiente llama.

A tu influjo feliz brote la grama;
el hielo caiga a tu fulgor deshecho:
ЎSal, del invierno rнgido a despecho,
rey de la esfera, sal: mi voz te llama!

De los dichosos campos do mi cuna
recibiу de tus rayos el tesoro,
me aleja para siempre la fortuna:

bajo otro cielo, en otra tierra lloro,
donde la niebla abrъmame importuna…
ЎSal rompiйndola, Sol; que yo te imploro!

DESEO DE VENGANZA
(Soneto escrito en una tarde tempestuosa)

ЎDel huracбn espнritu potente,
rudo como la pena que me agita!
ЎVen, con el tuyo mi furor excita!
ЎVen con tu aliento a enardecer mi mente!

ЎQue zumbe el rayo y con fragor reviente,
mientras —cual a hoja seca o flor marchita—
tu fuerte soplo al roble precipita.
roto y deshecho al bramador torrente!

Del alma que te invoca y acompaсa,
envidiando tu fuerza destructora,
lanza a la par la confusiуn extraсa.

AL DESTINO

Escrito estaba, sн: se rompe en vano
una vez y otra la fatal cadena,
y mi vigor por recobrar me afano.
Escrito estaba: el cielo me condena
a tornar siempre al cautiverio rudo,
y yo obediente acudo,
restaurando eslabones
que cada vez mбs rнgidos me oprimen;
pues del yugo fatal no me redimen
de mi altivez postreras convulsiones.

ЎHeme aquн!,Ўtuya soy! Ўdispуn , destino,
de tu vнctima dуcil! Yo me entrego
cual hoja seca al raudo torbellino
que la arrebata ciego.

ЎTuya soy!, Ўheme aquн!,Ўtodo lo puedes!
Tu capricho es mi ley: sacia tu saсa…
Pero sabe , Ўoh, cruel!, que no me engaсa
la sonrisa falaz que hoy me concedes.

CONTEMPLACIУN

Tiсe ya el Sol extraсos horizontes;
el aura vaga en la arboleda umbrнa;
y piйrdese en la sombra de los montes
la tibia luz del moribundo dнa.

Reina en el campo plбcido sosiego,
se alza la niebla del callado rнo,
y a dar al prado fecundante riego,
cae, convertida en lнmpido rocнo.

Es la hora grata de feliz reposo,
fiel precursora de la noche grave…
torna al hogar el labrador gozoso,
el ganado, al redil, al nido el ave.

Es la hora melancуlica, indecisa,
en que pueblan los sueсos los espacios,
y en los aires —con soplos de la brisa—
levantan sus fantбsticos palacios.

En Occidente el Hйspero aparece,
salpican perlas su zafнreo asiento
y —en tanto que apacible resplandece—
no sй quй halago al contemplarlo siento.

ЎLucero del amor! ЎRayo argentado!
ЎClaridad misteriosa! їQuй me quieres?
їTal vez un bello espнritu, encargado
de recoger nuestros suspiros, eres?…

їDe los recuerdos la dulzura triste
vienes a dar al alma por consuelo,
o la esperanza con su luz te viste
para engaсar nuestro incesante anhelo?

ЎOh, tarde melancуlica!, yo te amo
y a tus visiones lбnguida me entrego…
Tu leda calma y tu frescor reclamo
para templar del corazуn el fuego.

Quiero, apartada del bullicio loco,
respirar tus aromas halagьeсos,
a par que en grata soledad evoco
las ilusiones de pasados sueсos.

ЎOh! si animase el soplo omnipotente
estos que vagan hъmedos vapores,
tйrmino dando a mi anhelar ferviente,
con objeto inmortal a mis amores…

ЎY tъ, sin nombre en la terrestre vida,
bien ideal, objeto de mis votos,
que prometes al alma enardecida
goces divinos, para el mundo ignotos!

їMe escuchas? їDуnde estбs? їPor quй no puedo
—libre de la materia que me oprime—
a ti llegar, y aletargada quedo,
y opresa el alma en sus cadenas gime?

ЎCуmo volara hendiendo las esferas
si aquн rompiese mis estrechos nudos,
cual esas nubes cбndidas, ligeras,
del йter puro en los espacios mudos!

Mas їdуnde vais? їCuбl es vuestro camino,
viajeras del celeste firmamento?…
ЎAh! Ўlo ignorбis!…, seguнs vuestro destino
y al vario impulso obedecйis del viento.

їPor quй yo, en tanto, con afбn insano
quiero indagar la suerte que me espera?
їPor quй del porvenir el alto arcano
mi mente ansiosa comprender quisiera?

Paternal Providencia puso el velo
que nuestra mente a descorrer no alcanza,
pero que le permite alzar el vuelo
por la inmensa regiуn de la esperanza.

El crepъsculo huyу; las rojas huellas
borra la Luna en su esmaltado coche,
y un silencioso ejйrcito de estrellas
sale a guardar el trono de la noche.

A ti te amo tambiйn, noche sombrнa;
amo tu Luna tibia y misteriosa,
mбs que a la luz con que comienza el dнa,
tiсendo el cielo de amaranto y rosa.

Cuando en tu grave soledad respiro,
cuando en el seno de tu paz profunda
tus luminares pбlidos admiro,
un religioso afecto el alma inunda:

ЎQue si el poder de Dios, y su hermosura,
revela el Sol en su fecunda llama,
de tu solemne calma la dulzura
su amor anuncia y su bondad proclama!

MI MAL

En vano ansiosa tu amistad procura
adivinar el mal que me atormenta;
en vano, amigo, conmovida intenta
revelarlo mi voz a tu ternura.

Puede explicarse el ansia, la locura
con que el amor sus fuegos alimenta…
Puede el dolor , la saсa mбs violenta,
exhalar por el labio su amargura..

Mas de decir mi malestar profundo,
no halla mi voz, mi pensamiento, medio,
y al indagar su origen me confundo:

pero es un mal terrible, sin remedio,
que hace odiosa la vida, odioso el mundo,
que seca el corazуn…ЎEn fin, es tedio!

A LA POESНA

ЎOh, tъ, del alto cielo
precioso don, al hombre concedido!
ЎTъ, de mis penas нntimo consuelo,
de mis placeres manantial querido!
ЎAlma del orbe, ardiente Poesнa,
dicta el acento de la lira mнa!

Dнctalo, sн, que enciende
tu amor mi seno, y sin cesar ansнo
la poderosa voz, que espacios hiende,
para aclamar tu excelso poderнo,
y en la naturaleza augusta y bella
buscar, seguir y seсalar tu huella.

ЎMil veces desgraciado
quien —al fulgor de tu hermosura ciego—
en su alma inerte y corazуn helado
no abriga un rayo de tu dulce fuego;
que es el mundo, sin ti, templo vacнo,
cielo sin claridad, cadбver frнo!

Mas yo doquier te miro;
doquier el alma, estremecida, siente
tu influjo inspirador; el grave giro
de la pбlida Luna, el refulgente
trono del Sol, la tarde, la alborada…
todo me habla de ti con voz callada.

En cuanto ama y admira,
te halla mi mente. Si huracбn violento
zumba, y levanta el mar, bramando de ira;
si con rumor responde soсoliento
plбcido arroyo al aura que suspira…
tъ alargas para mн cada sonido
y me explicas su mнstico sentido.

Al fйrvido verano,
a la apacible y dulce primavera,
al grave otoсo y al invierno cano
me embellece tu mano lisonjera;
Ўque alcanzan, si los pintan tus colores,
calor el hielo, eternidad las flores!

їQuй a tu dominio inmenso
no sujetу el Seсor? En cuanto existe
hallar tu ley y tus misterios pienso:
el Universo tu ropaje viste,
y en su conjunto armуnico demuestra
que tъ guiaste la hacedora diestra.

ЎHablas! ЎTodo renace!
Tu creadora voz los yermos puebla;
espacios no hay que tu poder no enlace;
y rasgando del tiempo la tiniebla,
de lo pasado al descubrir ruinas,
con tu mбgica luz las iluminas.

Por tu acento apremiados,
levбntanse del fondo del olvido,
ante tu tribunal, siglos pasados;
y el fallo que pronuncias —trasmitido
por una y otra edad en rasgos de oro—
eterniza su gloria o su desdoro.

Tu genio, independiente
rompe las sombras del error grosero;
la verdad preconiza; de su frente
vela con flores el rigor severo,
dбndole al pueblo, en bellas creaciones,
de saber y virtud santas lecciones.

Tu espнritu sublime
ennoblece la lid; tu йpica trompa
brillo eternal en el laurel imprime;
al triunfo presta inusitada pompa;
y los ilustres hechos que proclama
fatiga son del eco de la fama.

Mas, si entre gayas flores,
a la beldad consagras tus acentos;
si retratas los tнmidos amores;
si enalteces sus rбpidos contentos;
a despecho del tiempo, en tus anales,
beldad, placer y amor son inmortales.

Asн en el mundo suenan
del amante Petrarca los gemidos;
los siglos con sus cantos se enajenan;
y unos tras otros —de su amor movidos—
van de Valclusa a demandar al aura
el dulce nombre de la dulce Laura.

ЎOh! No orgullosa aspiro
a conquistar el lauro refulgente,
que humilde acato y entusiasta admiro,
de tan gran vate en la inspirada frente;
ni ambicionan mis labios juveniles
el clarнn sacro del cantor de Aquiles.

No tan ilustres huellas
seguir es dado a mi insegura planta…
Mas, abrasada al fuego que destellas,
Ўoh, genio bienhechor!, a tu ara santa
mi pobre ofrenda estremecida elevo,
y una sonrisa a demandar me atrevo.

Cuando las frescas galas
de mi lozana juventud se lleve
el veloz tiempo en sus potentes alas,
y huyan mis dichas como el humo leve,
serбs aъn mi sueсo lisonjero,
y verй hermoso tu favor primero.

Dame que puedas entonces,
ЎVirgen de paz, sublime Poesнa!,
no transmitir en mбrmoles ni en bronces
con rasgos tuyos la memoria mнa;
sуlo arrullar, cantando, mis pesares,
a la sombra feliz de tus altares.

POETA

Y yo —que en mi pecho lo guardo esculpido—
te ruego permitas, duquesa gentil,
que en tonos de mi arpa dirija a tu oнdo
aquese concierto que escucho feliz.

Me asocio a la noche, los astros, las flores,
las nubes, las aves, los silfos y el mar…
ЎRecibe en los suyos mis pobres olores
y cien tiernos votos de fiel amistad!

VOZ DE LAS ESTRELLAS

Por eso adornan la inmensa bуveda
nuestros destellos con franjas de oro,
y estremecidas vertemos prуdigas,
de luz cambiantes, de aljуfar lloro.

La verdad rara, de nombre eufуnico,
que al suelo alumbra cuando lo huella…
їno es nuestra hermana? Del cielo tуrrido
їno es la mбs pura, luciente estrella?

LAS CONTRADICCIONES

No encuentro paz, ni me permiten guerra;
de fuego devorado, sufro el frнo;
abrazo un mundo, y quйdome vacнo;
me lanzo al cielo, y prйndeme la tierra.

Ni libre soy, ni la prisiуn me encierra;
veo sin luz, sin voz hablar ansнo;
temo sin esperar, sin placer rнo;
nada me da valor, nada me aterra.

Busco el peligro cuando auxilio imploro;
al sentirme morir me encuentro fuerte;
valiente pienso ser, y dйbil lloro.

Cъmplese asн mi extraordinaria suerte;
siempre a los pies de la beldad que adoro,
y no quiere mi vida ni mi muerte.

VOZ DE CUBA

ЎEscucha! Con mнsticas voces
de extraсa dulzura
te dice natura
por quй mi hermosura
se ostenta mayor,
y visten de esplйndida gala
la tierra y el cielo,
trocando su anhelo,
del aire en el vuelo,
suspiros de amor.

AL PARTIR

ЎPerla del mar! ЎEstrella de Occidente!
ЎHermosa Cuba! tu brillante cielo
la noche cubre con su opaco velo,
como cubre el dolor mi triste frente.

ЎVoy a partir!…. La chusma diligente,
para arrancarme del nativo suelo
las velas iza, y pronta a su desvelo
la brisa acude de tu zona ardiente.

ЎAdiуs, patria feliz, edйn querido!
ЎDoquier que el hado en su furor me impela,
tu dulce nombre halagarб mi oнdo!

ЎAdiуs!… ЎYa cruje la turgente vela…
el ancla se alza…el buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela!

LA VUELTA A LA PATRIA

ЎPerla del mar! ЎCuba hermosa!
Despuйs de ausencia tan larga
que por mбs de cuatro lustros
contй sus horas infaustas,
torno al fin, torno a pisar
tus siempre queridas playas,
de jъbilo henchido el pecho,
de entusiasmo ardiendo el alma.
ЎSalud, oh, tierra bendita,
tranquilo edйn de mi infancia,
que encierras tantos recuerdos
de mis sueсos de esperanza!
ЎSalud, salud, nobles hijos
de aquesta mi dulce patria!…

ЎHermanos, que hacйis su gloria!
ЎHermanas, que sois su gala!
ЎSalud!… Si afectos profundos
traducir pueden palabras,
por los бmbitos queridos
llevad —Ўbrisas perfumadas
que habйis mecido mi cuna
entre plбtanos y palmas!—,
llevad los tiernos saludos
que a Cuba mi amor consagra.
Llevadlos por esos campos
que vuestro soplo embalsama,
y en cuyo ambiente de vida
mi corazуn se restaura:
Por esos campos felices,
que nunca el cierzo maltrata,

y cuya pompa perenne
melifluos sinsontes cantan
esos campos do la ceiba
hasta las nubes levanta
de su copa el verde toldo
que grato frescor derrama:
Donde el cedro y la caoba
confunden sus grandes ramas
y el yarey y el cocotero
sus lindas pencas enlazan…
donde el naranjo y la piсa
vierten al par su fragancia;
donde responde sonora
a vuestros besos la caсa;
donde ostentan los cafetos

sus flores de filigrana,
y sus granos de rubнes
y sus hojas de esmeraldas.
Llevadlos por esos bosques
que jamбs el sol traspasa,
y a cuya sombra poйtica,
do refrescбis vuestras alas,
se escucha en la siesta ardiente
—cual vago concento de hadas—
la misteriosa armonнa
de бrboles, pбjaros, aguas,
que en soledades secretas,
con ignotas concordancias,
susurran, trinan, murmuran,

entre el silencio y la calma.
llevadlos por esos montes,
de cuyas vнrgenes faldas
se desprenden mil arroyos
en limpias ondas de plata.
Llevadlos por los vergeles,
llevadlos por las sabanas
en cuyo inmenso horizonte
quiero perder mis miradas.
ЎLlevadlos fйrvidos, puros,
cual de mi seno se exhalan
—aunque del labio el acento
a formularlos no alcanza—,

desde la punta Maisн
hasta la orilla del Mantua;
desde el pico de Turquino
a las costas de Guanaja!
doquier los oiga ese cielo,
al que otro ninguno iguala,
y a cuya luz, de mi mente
revivir siento la llama:
Doquier los oiga esta tierra
de juventud coronada,
y a la que el sol de los trуpicos
con rayos de amor abrasa:

Doquier los hijos de Cuba
la voz oigan de esta hermana,
que vuelve al seno materno
—despuйs de ausencia tan larga—
con el semblante marchito
por el tiempo y la desgracia,
mas de gozo henchido el pecho,
de entusiasmo ardiendo el alma.
Pero, Ўah!, decidles que en vano
sus ecos le pido a mi arpa;
pues sуlo del corazуn

los gritos de amor se arrancan.

VOZ DE LA NOCHE

Sн, sн, las nieblas tristes
—por plбcido misterio—
hoy huyen de mi imperio,
de Cuba en la regiуn.
ЎEscucha! Precursora
de un alba cual ninguna,
yo alumbro, con mi luna,
de otro astro la ascensiуn.

VOZ DE LAS AVES

De mirto entre ramos,
con tierna alegrнa,
su nombre cantamos
porque es melodнa.
ЎAntonia!…Ўquй blanco,
quй ledo sonido!…
Jamбs gorjeando
de amor en el nido,
daremos al viento,
del sol a presencia,
mбs grato concento,
mбs dulce cadencia,
mбs bella canciуn.

VOZ DE LA LUNA

Brotу esta zona
de ese astro el brillo,
y aunque me humillo
su luz al ver,
como un tributo
le doy la mнa….
ЎDe Antonia el dнa
va a aparecer!

VOZ DE LAS FLORES

En tanto nuestros cбlices
se entreabren virginales;
perfumes sin iguales
derraman por doquier:
que anuncian festejamos
— cual nunca jubilosas—
la flor de las hermosas
que Cuba vio nacer.

VOZ DE LOS ARROYOS

Y yo lo escucho, mis ondas rizo,
murmuro plбcido, y me deslizo
de flor en flor.

LA PESCA EN EL MAR

ЎMirad!, ya la tarde fenece…
La noche en el cielo
despliega su velo
propicio al amor.

La playa desierta parece;
las olas serenas
salpican apenas
su dique de arenas,
con blando rumor.

Del lнquido seno la luna
su pбlida frente
allб en occidente
comienza a elevar.

No hay nube que vele importuna
sus tibios reflejos,
que miro de lejos
mecerse en espejos
del trйmulo mar.

ЎCorramos!… ЎQuiйn llega primero!
Ya miro la lancha…
Mi pecho se ensancha,
se alegra mi faz.

ЎYa escucho la voz del nauclero,
que el lino despliega
y al soplo lo entrega
del aura que juega,
girando fugaz!

ЎPartamos! La plбcida hora
llegу de la pesca,
y al alma refresca
la bruma del mar.

ЎPartamos, que arrecia sonora
la voz indecisa
del agua, y la brisa
comienza de prisa
la flбmula a hinchar!

ЎPronto, remero!
ЎBate la espuma!
ЎRompe la bruma!
ЎParte veloz!

ЎVuele la barca!
ЎDobla la fuerza!
ЎCanta, y esfuerza
brazos y voz!

Un himno alcemos
jamбs oнdo,
del remo al ruido,
del viento al son,

Y vuele en alas
del libre ambiente
la voz ardiente
del corazуn.

Yo a un marino le debo la vida,
y por patria le debo al azar
una perla —en un golfo nacida—
al bramar
sin cesar
de la mar.

Me enajena al lucir de la luna
con mi bien estas olas surcar,
y no encuentro delicia ninguna
como amar
y cantar
en el mar.

Los suspiros de amor anhelantes
їQuiйn, Ўoh, amigos!, querrб sofocar,
si es tan grato a los pechos amantes
a la par
suspirar
en el mar?
їNo sentнs que se encumbra la mente
esa bуveda inmensa al mirar?

Hay un goce profundo y ardiente
en pensar
y admirar.
en el mar.

Ni un recuerdo del mundo aquн llegue
nuestra paz deliciosa a turbar;
libre el alma al deleite se entregue
de olvidar
y gozar
en el mar.

ЎPrestos todos!… ЎLas redes se tiendan!
ЎMuy pesadas las hemos de alzar!
ЎPrestos todos, los cantos suspendan,
y callar
y pescar
en el mar!

PAISAJE GUIPUZCOANO

Suspende, mi caro amigo,
tus pasos por un instante:
no estб la ermita distante,
y apenas las cinco son.
Ven a admirar —bajo el toldo
de aquellos verdes ramajes—
los pintorescos paisajes
de esta encantada regiуn.

Mira a tus pies ese rнo,
cuyas herbosas orillas
millones de florecillas
cubren, difundiendo olor;
y desde el borde escarpado
oye las mansas corrientes
deslizarse transparentes
con soсoliento rumor.

Hileras de бlamos blancos,
que el hondo cauce sombrean,
sus altas copas cimbrean
del viento al soplo fugaz;
mientras pescan silenciosos,
con luengas caсas y anzuelos,
dos vigorosos chicuelos
de viva y morena faz.

Mira en torno cuбl se extienden
cuadros de trigos dorados,
por ricas franjas cortados
de verde-oscuro maнz;
y esos tan varios helechos
—fieles hijos de las sombras—
que prestan al bosque alfombras
de primoroso matiz.

їVes allб los caserнos
—que siembran el valle a trechos—
levantar sus rojos techos
de entre el verde castaсar?
їVes cuбl visten sus paredes
de parra lindos festones,
y cуmo van los gorriones
sus racimos a picar?

Mas que ya las chimeneas
despiden humo, repara,
anunciando se prepara
la cena del segador;
y a las vacas lentamente
mira bajar de esos cerros,
llamando con sus cencerros
al perezoso pastor.

Mas, Ўoh!, Ўve! Tambiйn desciende,
saltando por entre breсas,
turba de niсas risueсas
que acб parece venir.
Sн; no hay duda: ramilletes
nos ofrecen con empeсo…
їComprendes tъ, caro dueсo,
lo que nos quieren decir?

ЎAh!, sabe que esos perfumes,
que rinden cual homenaje,
sуlo son mudo lenguaje
de un triste y constante afбn;
pues —con rara poesнa—
el mendigo guipuzcoano,
cubre de flores la mano
que tiende pidiendo pan.

Acepta al punto, Ўquerido!
їQuiйn hay que negarse pueda
a cambiar una moneda
por cada hermoso clavel?
Venid, niсas, cada tarde;
yo en el trueque me intereso,
y si al ramo unнs un beso
garante os salgo de йl.

ЎPero no entienden!… ЎSe alejan!
Mira por esos barrancos
saltar, desnudos y blancos,
sus breves y lindos pies…
Se detienen, se sonrнen
viendo en mi pecho sus ramos,
y ligeras como gamos
desaparecen despuйs.

Mientras tanto las montaсas
sus picachos desiguales
van envolviendo en cendales
de gualda, azul y arrebol,
y en su carro majestuoso
—surcando el tibio occidente—
hunde a su espalda la frente,
cansado de vida, el sol.

A su postrera mirada
y a su postrera sonrisa,
suspiros vuelve la brisa,
perfumes vuelve la flor,
y llanto puro los cielos
vierten en el valle umbrнo,
que lo convierte en rocнo
de delicioso frescor.

ЎOh!, Ўmira! Ya por las faldas,
que cubren altos castaсos,
bajando van los rebaсos
para acogerse al redil…
Ya los niсos sus anzuelos
han recogido y su pesca,
y se van armando gresca
con regocijo infantil.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

CUARTETOS ESCRITOS EN UN CEMENTERIO

He aquн el asilo de la eterna calma,
do sуlo el sauce desmayado crece…
ЎDejadme aquн; que fatigada el alma,
en aura de las tumbas apetece!

Los que aspirбis las flores de la vida,
llenas de aroma de placer y gloria,
no pisйis el lugar do convertida
verйis su pompa en miserable escoria.

Mas venid todos los que el ceсo airado
del destino mirasteis en la cuna;
los que sentнs el corazуn llagado
y no esperбis consolaciуn alguna.

ЎVenid tambiйn , espнritus ardientes,
que en ese mundo os agitбis sin tino,
y cuya inmensa sed sus turbias fuentes
calmar no pueden con raudal mezquino!

Los que el cansancio conocisteis, antes
que paz os diesen y quietud los aсos….
ЎVenid con vuestros sueсos devorantes!
ЎVenid con vuestros tristes desengaсos!

No aquн las horas , rбpidas o lentas,
cuenta el placer ni mide la esperanza:
Ўquiйbranse aquн las olas turbulentas
que el huracбn de las pasiones lanza!

Aquн , si os turban sombras de la duda,
la severa verdad inmуvil vela:
aquн reina la paz eterna y muda,
si paz el alma fatigada anhela.

Los que aquн duermen en profundo sueсo,
insomnes cual nosotros se agitaron…
Ya de muerte en el letal beleсo
sus abrasadas sienes refrescaron.

Amemos, pues, nuestra mansiуn futura,
ъnica que tenemos duradera…
Ўque ilusiуn de la vida es la ventura,
mas la paz de la muerte es verdadera!

FANTASНA

ЎOh Antilla dichosa! їQuй mбgicos sones,
quй luz inefable, quй extraсa alegrнa,
del cielo destierran los negros crespones,
prestando a esta noche la pompa del dнa?

їPor quй tan ufana, tan bella la luna
con faz refulgente comienza su giro,
y no hay leve sombra que cruce importuna
su trono esmaltado de plata y zafiro?

їPor quй de su manto las perlas desprende,
salpica con ellas del campo las flores,
y envuelta en aromas la brisa desciende,
los aires hinchendo de dulces rumores?

їPor quй los arroyos murmuran suaves,
sus diбfanas ondas cubriendo de espumas?
їPor quй canto insуlito preludian las aves,
de gozo rizando las nнtidas plumas?

їPor quй al tenue soplo de silfos traviesos,
las palmas suspiran, las caсas se mecen,
y allб entre el follaje de bosques espesos
circulan cocuyos, que estrellas parecen?

їPor quй la mar tiende tranquila sus olas
con ecos que imitan cantar de sirenas,
y forma cambiantes de luz y aureolas,
bordando de nбcar las limpias arenas?

De mar, cielo y tierra contemplo asombrada
los nuevos primores , la nueva armonнa….
Respуndeme, Ўoh, Cuba!, їque genio , quй hada
la presta a la noche la pompa del dнa?

AMOR Y ORGULLO

Los negros cabellos
al viento tendidos,
los ojos hundidos,
marchita la tez,
hoy llora humillada
la hermosa Marнa,
ejemplo algъn dнa
de altiva esquivez.

Su pecho acongoja
profundo quebranto,
no alivia su llanto
su acerbo dolor;
que en triste abandono
su amante la deja,
de bronce a su queja,
de hielo a su ardor.

El alba tres veces
ha visto su pena,
la luna serena
tres veces tambiйn;
y lenta una hora
tras otra ha seguido,
sin que haya traнdo
ninguna su bien.

Ni un punto la noche
sus ansias sosiega;
que el sueсo le niega
su efнmera paz:
insomne a los vientos
les cuenta su historia…
Guardo mi memoria
su canto fugaz.

DESPUЙS DE LA MUERTE DE MI MARIDO

Otra vez llanto, soledad, tinieblas…
ЎHuyу cual humo la ilusiуn querida!
ЎLa luz amada que alumbrу mi vida
un relбmpago fue!

Brillу para probar sombra pasada;
brillу para anunciar sombra futura;
brillу para morir… y en noche oscura
para siempre quedй.

Tras luengos aсos de tormenta ruda,
comenzaba a gozar benigna calma;
mas,Ўay!, que sуlo por burlar el alma
la abandonу el dolor.

Asн la pйrfida alimaсa finge
que a su presa infeliz escapar deja,
y con las garras extendidas ceja,
para asirla mejor.

El que ayer era mi sostйn y amparo,
hoy de la muerte es mнsero trofeo…
ЎPor corona nupcia me dio Himeneo
mustio y triste ciprйs!.

De juventud, de amor, de fuerza henchido,
su porvenir, Ўcuбn vasto parecнa!…
mas la maсana terminу su dнa:
Ўya del tiempo no es!

Nada me resta, Ўoh, Dios! Sus rotas alas
pliega gimiendo mi esperanza bella…
Hoy sus decretos el destino sella:
ya irrevocables son.

Al golpe atroz que me desgarra el pecho
quizб mi pobre vida no sucumba;
mas con los restos que tragу esa tumba
se hunde mi corazуn.

ЎAlma noble y amante!, Ўtъ , ante el trono
de la infinita paternal clemencia,
por la que fue mitad de tu existencia
pide, pide piedad!

ЎBaje un rayo de luz que alumbre mi alma
en este abismo de pavor profundo,
hasta que pueda abandonar del mundo
la inmensa soledad!

A WASHINGTON

No en lo pasado a tu virtud modelo,
ni copia al porvenir darб la historia,
ni otra igual en grandeza a tu memoria
difundirбn los siglos en su vuelo.

Mirу la Europa ensangrentar su suelo
al genio de la guerra y la victoria…
pero le cupo a Amйrica la gloria
de que al genio del bien le diera el cielo.

Que audaz conquistador goce en su ciencia,
mientras al mundo en pбramo convierte,
y se envanezca cuando a siervos mande;

Ўmas los pueblos sabrбn en su conciencia
que el que los rige libres sуlo es fuerte,
que el que los hace grandes sуlo es grande!

LOS REALES SITIOS

Es grato, si el Cбncer la atmуsfera enciende,
si pliega sus alas el viento dormido,
gozar los asilos que un muro defiende,
con ricos tapices de Flandes vestido.

Es grata la calma dulcнsima y leda
de aquellos salones dorados y umbrнos,
do el sol, que penetra por nubes de seda,
se pierde entre jaspes y mбrmoles frнos.

Es grato el ambiente de aquellas estancias
—que en torno matizan maderas preciosas—
do en vasos de china despiden fragancias
itбlicos lirios, bengбlicas rosas.

Es grato que al Euro —que huyу silencioso—
imiten las bellas moviendo abanicos;
allн do cual tronos del muelle reposo
se ostentan divanes de pъrpura ricos.

Y grato en la tarde, con lбnguido paso,
salir de entre sedas y pуrfidos y oro,
a ver cuбl oculta, llegando a su ocaso,
el astro supremo su ardiente tesoro.

Que allн, para verlo, se tienen vergeles
que nunca marchitan estivos ardores;
con bancos de cйsped, con frescos doseles,
y bosques y fuentes y exуticas flores.

Asilos tan bellos no hubieron las ninfas
que hollaron de Grecia colinas amenas,
ni nбyades vieron tan plбcidas linfas
cual esas que guardan marmуreas sirenas.

Por eso en las noches del fйrvido estнo
es grato a ese elнseo llamar los placeres;
cubriendo de luces su verde sombrнo,
llenando su espacio de hermosas mujeres.

Y aromas y bailes y amores y risas,
en dulces insomnios disfrutan las bellas,
en tanto que vuelan balsбmicas brisas
y en tanto que el cielo se cubre de estrellas.

ЎOh, esplйndidas fiestas! ЎOh, alegres veladas,
que brotan al soplo de regia hermosura!
ni silfos, ni genios, ni prуvidas fadas
os dieran encantos de tanta dulzura!

No, ЎGranja!, no envidies al noble palacio
que allб San Lorenzo protege vecino;
pues hoy a las gracias encierra tu espacio,
y son los placeres tu plбcido sino.

ЎDifunde fragancias: amores y risas
en gratos insomnios disfruten las bellas,
en tanto que vuelen balsбmicas brisas
y en tanto que el cielo se pueble de estrellas!

SONETO IMITANDO UNA ODA DE SAFO

ЎFeliz quien junto a ti por ti suspira,
quien oye el eco de tu voz sonora,
quien el halago de tu risa adora,
y el blando aroma de tu aliento aspira!

Ventura tanta, que envidioso admira
el querubнn que en el empнreo mora,
el alma turba, al corazуn devora,
y el torpe acento, al expresarla, espira.

Ante mis ojos desaparece el mundo,
y por mis venas circular ligero
el fuego siento del amor profundo.

Trйmula, en vano resistirte quiero…
de ardiente llanto mi mejilla inundo…
Ўdelirio, gozo, te bendigo y muero!