“Я встретила Габриэль Мистраль”. Воспоминания Лус Мачадо де Арнао (на испанском языке)


La vi llegar a su patria después de 16 años de ausencia. Gabriela, vestida de tonos tristes, adusta la cabeza gris de lisos cabellos, pálida sin una joya, sin otra gracia humana que la de su alma revelándose, llena como de la fatiga y con parcas, fraternales palabras. Fue el 9 de Septiembre de 1954, cuando nuevamente la invitada el Gobierno de Chile para rendirle honores, otorgarle el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Chile, creado para ella, declararla huésped ilustre de las ciudades que visitaba desde Valparaíso hasta su propio valle de Elqui, en el norte, y ensalzarla y vitorearla y decirle de viva voz la admiración de la patria suya por cuanto había estado dando de sí a la poesía y a las relaciones humanas.

Venía en barco y en cada puerto chileno que tocó hubo para ella homenajes. Las Municipalidades le dieron medallas de oro en recuerdo, los escolares la rodearon, el pueblo la redescubría. Santiago estaba esperándola con la declaración oficial de día festivo. El Ministro de Educación fue a recibirla acompañado de altos funcionarios. Un tren especial en que viajó al lado de su gran amigo de siempre Hernán Díaz Arrieta (Alone), crítico, admirador de su obra, se vio escoltado a todo lo largo del trayecto entre el puerto y la ciudad, por largos cordones de escolares, que de todas partes acudieron a verla pasar. En la Estación Central se congregaron alrededor de cien mil personas y a lo largo de la Alameda Bernardo O¨ Higgins, arteria principal de Santiago, recibió el homenaje de la ciudadanía que le regalaba flores y cantaba sus “rondas infantiles”. En auto descubierto se dirigió la comitiva hacia el centro. El intendente de Santiago le dio la bienvenida. La Alcaldesa le presentó sus saludos. Del brazo del Ministro de Educación tomó el vehículo. Tres radiopatrullas de Carabineros seguidos de “huasos” a caballo y de treinta y seis abanderados de liceos de la capital que portaban pabellones nacionales, iniciaron el desfile que duró cuarenta y cinco minutos. Escuela Militar, Naval y de Aviación, en un desfile que duró cuarenta y cinco minutos. Alumnos de todos los liceos de la capital marginaban el trayecto. Gabriela pasó bajo un arco de flores. Y a las 6 y 30 de la tarde, aproximadamente, llegó a Morandé 80, dirección de La Moneda, Palacio Presidente, Ministros de Estado, Subsecretarios, Intendentes, Edecanes de S. E, y seguidamente fue conducida al Salón Rojo, donde le esperaban las señoras del Primer Magistrado y de los Ministros. La Alcaldesa la declaró Huésped ilustre de la Ciudad y el Ministro de Relaciones Exteriores le dio la bienvenida acompañado por todos los Jefes de las Misiones Diplomáticas. Entonces Roberto Aldunate, Canciller, la presentó en uno d los balcones de Palacio diciendo: “Aquí os la dejo, pueblo, que queréis escucharla..! Gabriela apareció. Vestía un severo abrigo y traje gris, la cabeza descubierta, toda ella alta, delgada. ¡Se veía tan sola! Una ovación cerrada se alzó en la plaza de la Constitución.

“Su voz empezó a soltarse como una brizna en el aire crepuscular. Flotaba monótona, seca cayendo en una misma nota siempre, como en depresiones ineludibles Decía, dijo, cosas simples. La maestra rural parecía estar contando apenas la vigilia de la noche anterior.

De “Anales de la Universidad de Chile”,N.° 106, Segundo trimestre de 1957.

“Ahora, “reclinado su corazón en el pecho de Dios terrible y fuerte”, ya no temerá “abrir el Párpado a la visión terrible”.

(Luz Machado de Arnao, Anales de la U. De Chile, 106).