Подборка стихотворений Кларибель Алегриа (на испанском языке).
Claribel Alegría
Claribel Alegría nació en Estelí, Nicaragua, en 1924. Desde muy niña vivió en El Salvador. Ha publicado una veintena de libros de poesía y narrativa así como testimonios históricos en colaboración con su marido, Darwin J. Flakoll. Entre estos últimos destacan Fuga de Canto Grande (1992) y Somoza: Expediente cerrado (1993).
…..existen los barrotes
nos rodean
también existe el catre
y sus ángulos duros
y el poema río
que nos sostiene a todos
y es tan substantivo
como el catre
el poema que todos escribimos
con lágrimas
y uñas
y carbón.
Florecen los almendros
en Mallorca
y no estás para verlos.
De mi balcón anoche
los vi fosforecer.
Te llamé por tu nombre,
conjuré tu fantasma,
te perfilé de pétalos caídos
y una ráfaga de aire
te rasgo.
Yo sin ti
pero contigo
llevando a cuestas
tu muerte.
Mi soledad y la tuya
que ya han cerrado
su escape.
Hola
dije mirando tu retrato
y se pasmó el saludo
entre mis labios.
Otra vez la punzada,
el saber que es inútil;
el calcinado clima
de tu ausencia.
Fue una pequeña muerte
tu partida.
Una muerte pequeña que me crece
cuando imagino
a veces que estás cerca
y me obstino en dar vueltas
por las calles
y regreso a mi casa
con la lluvia
cayendo
y me asalta tu voz
en la noche
sin horas.
No preciso conceptos.
No más divagaciones
ni teólogos discursos
que anestesien mi herida.
Tus palabras preciso,
la imagen de tu rostro
entre las sábanas,
tu último estertor
en mis oídos.
Has entrado al otoño
me dijiste
y me sentí temblar
hoja encendida
que se aferra a su tallo
que se obstina
que es párpado amarillo
y luz de vela
danza de vida
y muerte
claridad suspendida
en el eterno instante
del presente.
Creí pasar mi tiempo
amando
y siendo amada
comienzo a darme cuenta
que lo pasé despedazando
mientras era a mi vez
des
pe
da
za
da.
Fui la nube
y la lluvia
y el mar
y quiero ser la tarde
y la muralla
y tú.
Por las noches
en sueños
más de un amigo muerto
resucita
al despertar
me pregunto
si ellos también
me han soñado.
Todos lo que amo
están en ti
y tú
en todo lo que amo.
їPor qué no detenerme
en esa esquina
y sorprender a la muerte
por la espalda?
(5,000,000 de tamalitos)
A Eduardo y Helena que me
pidieron una receta salvadoreña.Dos libras de masa de mestizo
media libra de lomo gachupín
cocido y bien picado
una cajita de pasas beata
dos cucharadas de leche de Malinche
una taza de agua bien rabiosa
un sofrito con cascos de conquistadores
tres cebollas jesuitas
una bolsita de oro multinacional
dos dientes de dragón
una zanahoria presidencial
dos cucharadas de alcahuetes
manteca de indios de Panchimalco
dos tomates ministeriales
media taza de azúcar televisora
dos gotas de lava de volcán
siete hojas de pito
(no seas mal pensado es somnífero)
lo pones todo a cocer
a fuego lento
por quinientos años
y verás qué sabor.
Soñé que era un ala
desperté
con el tirón
de mis raíces.
A veces
pienso en ti
en lo que pudo ser
en tu ternura presa
en las deshoras.
Quería ser chilota
clarinero
zenzontle
y sólo soy un zope
de alas cortas
que cojea en el tiempo
y se descarna.
Nunca más esta lluvia
ni esa mancha de luz
en el peñasco
ni el borde
de esa nube
ni tu inmóvil sonrisa
fugitiva.
Nunca más este instante
que ya me dice adiós
desde tus ojos.
No sé si con tu muerte
has quedado a la zaga
їeres recuerdo?
o has dado un salto
repentino
que yo tendré que hollar
hasta alcanzarte.
Cada vez que te amo
vida y muerte
están presentes:
amanecer
y noche
paraíso
sepulcro.
También me gusta el amor
al que le cierran la puerta
el que entra por la ventana
volando sobre una cuerda.
No pienses en mañana
ni me hagas promesas
ni tú serás el mismo
ni yo estaré presente.
Vivamos juntos la cima de este amor
sin engaños
sin miedo
transparentes.
Una mirada a veces
un gesto entorpecido
una frase
un olor
el beso que al unirnos
nos separa.
Solos de nuevo
solos
sin palabras
sin gestos
sin adornos
con un sabor a fruta
en nuestros cuerpos.
Tu muerte te congela
estás inmóvil
mi vida en cambio
fluye
y me acerca veloz
hacia el encuentro.
Otro círculo
amor
que hemos cumplido
їserá este el último
en cerrarse?
A Juan Gelman
Porque aprendí a quererme
puedo sangrar
con tus heridas.
En este aposento
que soy yo
mi realidad
(la cotidiana)
es un jadeo apenas
que se extingue.
Sólo éste ahora es mío
este momento
el pasado escapó
y no vislumbro el rostro
del futuro.
Es simple nuestro amor
sin estallidos
como una de esas casas
con helechos
y alguna que otra rana
intempestiva.
Para saberme cuerda
debo enloquecer
unos instantes.
їQué fue de ese poema
que no pude atrapar
el que pasó rengueando
frente a mí
con las alitas rotas?
Soy una chispa
en la tierra
un desahogo fugaz
del corazón que nos piensa.
Aquí todos caminamos por los muros
sólo algunos lo saben
la mayoría piensa
que sigue caminando
en tierra firme.
Desde tu ausencia
llamo
de tu exilio
desde este viento sur
que te convoca
y se asemeja a ti.
Es extraño este huésped
este amor
cuanto más me despoja
más me colma.
Ese beso de ayer
me abrió la puerta
y todos los recuerdos
que yo creí fantasmas
se levantaron tercos
a morderme.
Quiero ser todo en el amor
el amante
la amada
el vértigo
la brisa
el agua que refleja
y esa nube blanca
vaporosa
indecisa
que nos cubre un instante.
Ven conmigo
subamos al volcán
para llegar al cráter
hay que romper la niebla
allí adentro
en el cráter
burbujea la historia:
Atlacatl
Alvarado
Morazán
y Martí
y todo ese gran pueblo
que hoy apuesta.
Desciende por las nubes
hacia el juego de verdes
que cintila:
los amates
la ceiba
el cafetal
mira los zopilotes
esperando el festín.
“Yo estuve mucho rato
en el chorro del río”
explica la mujer
“un niño de cinco años
me pedía salir.
Cuando llegó el ejército
haciendo la barbarie
nosotros tratamos de arrancar.
Fue el catorce de mayo
cuando empezamos a correr.
Tres hijos me mataron
en la huida
al hombre mío
se lo llevaron amarrado.”
Por ellos llora la mujer
llora en silencio
con su hijo menor
entre los brazos.
“Cuando llegaron los soldados
yo me hacía la muerta
tenía miedo que mi cipote
empezara a llorar
y lo mataran.”
Consuela en susurros
a su niño
lo arrulla con su llanto
arranca hojas de un árbol
y le dice:
mira hacia el sol
por esta hoja
y el niño sonríe
y ella se cubre el rostro de hojas
para que él no llore
para que vea el mundo
a través de las hojas y no llore
mientras pasan los guardias
rastreando.
Cayó herida
entre dos peñas
junto al río Sumpul
allí quedó botada
con el niño que quiere
salir del agua
y con el suyo.
Las hormigas le suben
por las piernas
se tapa las piernas
con más hojas
y su niño sonríe
y el otro callado
la contempla
ha visto a los guardias
y no se atreve a hablar
a preguntar.
La mujer junto al río esperaba la muerte
no la vieron los guardias
y pasaron de largo
los niños no lloraron
fue la Virgen del Carmen
se repite en silencio
un zopilote arriba
hace círculos lentos
lo mira la mujer
y lo miran los niños
el zopilote baja
y no los ve
es la Virgen del Carmen
repite la mujer
el zopilote vuela
frente a ellos
con su carga de cohetes y los niños lo miran
y sonríen
da dos vueltas
y empieza a subir
me ha salvado la Virgen
exclama la mujer
y se cubre la herida
con más hojas
se ha vuelto transparente
se confunde su cuerpo con la tierra
y las hojas
es la tierra
es el agua
es el planeta
la madre tierra
húmeda
rezumando ternura
la madre tierra herida
mira esa grieta honda
que se le abre
la herida está sangrando
lanza lava el volcán
una lava rabiosa
amasada con sangre
se ha convertido en lava
nuestra historia
en pueblo incandescente
que se confunde con la tierra
en guerrilleros invisibles
que bajan en cascadas
transparentes
los guardias
no los ven
ni los ven los pilotos
que calculan los muertos
ni el estratega yanqui
que confía en sus zopilotes
artillados
ni los cinco cadáveres
de lentes ahumados
que gobiernan.
Son ciegos a la lava
al pueblo incandescente
a los guerrilleros disfrazados
de ancianos centinelas
y de niños correo
de responsables de tugurios
de seguridad
de curas conductores
de cuadros clandestinos
de pordioseros sucios
sentados en las gradas
de la iglesia
que vigilan la guardia.
La mujer de Sumpul
está allí con sus niños
uno duerme en sus brazos
y el otro camina.
Cuénteme lo que vio
le dice el periodista.
“Yo estuve mucho rato
en el chorro del río.”